Antonio Machado: "Es una tarde cenicienta y mustia…"

Es una tarde cenicienta y mustia,

destartalada, como el alma mía;

y es esta vieja angustia

que habita mi usual hipocondría.

La causa de esta angustia no consigo

ni vagamente comprender siquiera;

pero recuerdo y, recordando, digo:

-Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.

*

Y no es verdad, dolor, yo te conozco,

tú eres nostalgia de la vida buena

y soledad de corazón sombrío,

de barco sin naufragio y sin estrella.

Como perro olvidado que no tiene

huella ni olfato y yerra

por los caminos, sin camino, como

el niño que en la noche de una fiesta

se pierde entre el gentío

y el aire polvoriento y las candelas

chispeantes, atónito, y asombra

su corazón de música y de pena,

así voy yo, borracho melancólico,

guitarrista lunático, poeta,

y pobre hombre en sueños,

siempre buscando a Dios entre la niebla

                             

El tema principal es el paso del tiempo simbolizado en la tarde: “Es una tarde cenicienta y mustia, destartalada como el alma mía,…” versos 1 y 2; y en el camino: “…y yerra por los caminos, sin camino, como el niño…” verso 15.

Otros temas que aparecen secundariamente son: la soledad: “Si, yo era niño, y tu, mi compañera…” verso 8; Dios: “…siempre buscando a Dios entre la niebla.” Verso 24; y el sueño: “…y pobre hombre en sueños…” verso 23. El poeta se siente angustiado, melancólico y no consigue apartarse de esas emociones y sentimientos. La soledad le consume y el paso del tiempo le deja desolado.

Su estructura se basa en la continua comparación. Destacan dos símiles: “destartalada, como el alma mía...” y “Como perro olvidado que no tiene…” en los versos 2 y 13. Aparece también el hipérbaton en el segundo verso “alma mía” y en el verso 10 “vida buena”.

En las primeras dos estrofas, Antonio Machado se encuentra angustiado y desolado. Estrofas 1 y 2. Siente que navega sin rumbo por la vida sin ningún camino que seguir. Estrofas 3 y 4. Intenta buscar el camino pero no logra encontrarlo, sin fe en Dios se siente perdido. Estrofas 5 y 6.

En este poema de Antonio Machado se pueden observar elementos de la filosofía existencialista. Deja de creer en lo abstracto (Dios).

Esta corriente surge a partir de Kierkegaard, considerado padre del existencialismo y quien consideró que cada persona era individual y no algo colectivo, la desesperación y la angustia de no tener un objetivo al no creer. Pero sobre todo los sentimientos que experimentan los individuos al enfrentarse a las elecciones que les plantea la vida; en este caso la fe.

Por otro lado, el tiempo y su paso llevan directamente al tema de la muerte, propia del punto de vista filosófico, también existencial, de Heidegger.

Por lo tanto, lo que el autor refleja en su poema es el pensamiento filosófico de la época, el cual es así debido a las circunstancias de crisis y malestar de la sociedad.