Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños...
¿No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.
El poema anterior se encuentra en la obra Campos de Castilla (1912) del gran poeta sevillano Antonio Machado. Machado, tras la muerte de Leonor, marchó a Baeza donde escribió su obra. Allí recuerda a Soria y ligada a ella su esposa Leonor. En varios poemas de la obra los menciona.
El tema de este poema es, como podemos ver, la evocación del recuerdo de su esposa Leonor a través del paisaje de Soria.
El recuerdo del río Duero que baja desde las altas montañas para bordear a Soria, atravesando cerros y encinas, dirigiéndose a Leonor para mostrarle los rígidos árboles de ambas orillas del río y el Moncayo nevado a lo lejos mientras le tiende la mano y pasean… Ahí queda el recuerdo. Aquellos campos que recorría con ella, ahora los recorre sólo, recordando, a la vejez, tiempos pasados.

Antonio Machado describe un invierno en el paisaje de Soria.
Esto se aprecia en la palabra “raído”
(verso 5) que hace referencia a las pocas hojas de los árboles además de a sus secas
ramas: “¿No ves, Leonor, los álamos del
río con sus ramajes yertos?”, como también cuando nombra el Moncayo: “Mira el Moncayo azul y blanco…”.
Se aprecia su desazón en la evocación de un paisaje invernal
u otoñal ya que este da sensación de soledad y tristeza. Recuerda a Leonor, su
esposa, que murió hacía un tiempo. Rememora este paisaje triste con el
agradable recuerdo de su esposa, lo que nos hace entender que la añoraba.
En los últimos cuatro versos da la sensación de que
despierta del recuerdo y que se choca de repente con la realidad: que Leonor ya
no se encuentra a su lado y que, a consecuencia de ello, se encuentra solo en el
mundo. Podemos apreciarlo en la diferencia en la palabra de la primera estrofa “Allá”
y “estos” de la segunda, donde establece un contraste entre lo lejano y lo cercano:
tierras de Soria/ tierras de Baeza o por el contraste que ofrece el recuerdo y
el presente de Machado.
Como vemos podemos dividir el poema en tres partes. La
primera parte (primera estrofa) nos ofrece un recorrido por Soria, donde Machado
se vale de la descripción del paisaje. La segunda (versos 7-10) comienza con la
pregunta retórica que la hace a Leonor, donde le quiere mostrar el paisaje que
le rodea mientras pasean. Por último, la tercera parte (versos 11-14) nos
muestra a un poeta cansado, viejo, triste y que vive del recuerdo.
Se denota el tono melancólico y entristecido propio del
modernismo además de la sencillez en las palabras que hace la lectura del poema
ligera y fácilmente entendible.
Machado ha sido capaz de condensar la descripción, un
pequeño diálogo y la vuelta a la descripción tanto del paisaje como la suya
propia, en un poema de no más de 14 versos, heptasílabos y endecasílabos con
algún que otro encabalgamiento.
En un poema tan reducido ha podido expresar la nostalgia del
pasado cuando aún su esposa seguía viva. Ha podido mostrarnos sus sentimientos,
recuerdos y pensamientos en pocas palabras. Todos nos hemos sentido así alguna
vez en la vida, todos hemos perdido alguna vez a un ser querido y todos hemos
tenido un tiempo en el que nos consumía la desazón, la tristeza, la soledad y
posteriormente la nostalgia.
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