El texto periodístico titulado La
trascendencia pertenece a Rafael Argullol, escritor, filósofo, poeta, bloguero
y profesor de estética de la Universidad Pompeu Fabra, de
Barcelona. Nació en 1949.
Ha escrito diferentes géneros desde el ensayo, pasando
por las novelas y la poesía. En 1993 ganó el Premio Nadal por su primera
novela, La razón del mal. En 2002, obtuvo el premio de ensayo del Fondo
de Cultura Económica por Una educación sensorial. Rafael, escribe
habitualmente en El País.
El año de su publicación fué de 2 de Marzo de 2014, fecha
reciente. En el texto hace referencia a dos hechos que salieron en televisión
uno referente al fallecimiento de varias personas por salvar sus dispositivos
móviles del agua helada y otro sobre el Espacio Memorial del club de fútbol de Barcelona.
Se trata de dos casos de actualidad que el autor pone en relación para hablar
sobre lo que ahora le resulta trascendental a la sociedad.
En el primer párrafo el tema es la poca importancia de la
vida de la persona frente a la bastante importancia del móvil, ya desde un
principio nos confirma lo que es para él un acto ilógico. En el segundo la idea
por parte del club de fútbol de Barcelona del enterramiento de fanáticos de
este deporte en su campo de fútbol. En el tercero hace una comparación de la
gloria eterna del difunto con la gloria deportiva. La duda de la actual
sociedad de la existencia de dios y su consolación en lo físico es el tema del
cuarto párrafo con el que finaliza Rafael la primera parte.
Qué habrá tras la muerte, el pensamiento de lo trascendente
en la tierra y no en el cielo y el culto a ídolos terrenales son los temas que
abarcarán los tres párrafos siguientes.
Ya en los últimos párrafos hará referencia a los cambios en
el pensamiento de la sociedad sobre la importancia de aquellos aparatos inertes
frente a los elementos vivos y como consecuencia de esa desaparición del ídolo
ajeno a la tierra el autor opina que existe desorden social.
El tema principal que nos plantea Rafael Argullol nos hace
recordar el mismo tema pero en una época anterior en la que la gente ya no
tenía fe en Dios. Esto ya fue reflejado en el modernismo, concretamente en los
autores de la Generación
del 98. De entre los autores destacamos a Antonio Machado poeta noventayochista
cuyo poema El mañana efímero define claramente
la situación de la sociedad española de su época muy similar a la actual, lo
único que más modernizada en nuestro caso.
Ya Machado pareció predecir el futuro de España cuando en
1913 escribió este poema. Recogemos unos versos claros: “ El vano ayer
engendrará un mañana vacío y ¡por ventura! pasajero,…”; “...hay un mañana
estomagante escrito...”. Ya existía en aquella época jóvenes que salían a
divertirse por la noche y emborracharse, como ahora lo hacen los jóvenes en los
botellones como también sus idas y venidas a las discotecas. Habla de una
España envuelta en tradiciones paganas, cotilleos que van de boca en boca de
las mujeres, etc.
Pero lo que sí queda claro en comparación con Rafael es que
ambos se sorprenden del comportamiento de la sociedad de su época, inadecuado,
poco coherente,...
Además hasta el propio Argullol hace mención a un personaje
histórico para valorar el presente: “Nietzsche creyó en algún momento que
Dios había muerto y que esto abría un futuro esplendoroso a la humanidad. Tal
vez tenía razón. O, tal vez, ahora gritaría, despavorido: ¡Dios, resucita y
perdóname porque no sabía que aún podía ser peor!”.
En resumen, los cambios en el pensamiento de la sociedad
sobre lo que es trascendental o no han provocado una serie de consecuencias
que, siendo analizadas, resultan absurdas. El ser humano siempre ha necesitado
creer en algo o idolatrar a algo. La pérdida de la fé conforme avanzan las
generaciones, las nuevas tecnologías, las nuevas “ideas” de existencia tras la
muerte actualmente se ha convertido en un caos. Ideas de otras épocas que se
dan en la actualidad que no nos han llevado a nada bueno y pensamientos
anteriores que acertaron nuestro futuro.
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