miércoles, 26 de marzo de 2014

Vicente Aleixandre : Se querían



Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

Vicente Aleixandre, autor de este poema, pertenece a al Generación del 27. Y como todos los de esta generación intenta dar explicación de la realidad sin describirla directamente, es lo que hemos hablado en poemas anteriores sobre el surrealismo donde cobra más importancia el subconsciente frente a la razón.

La obra a la que pertenece el poema se titula La destrucción o el amor. Ya el propio título habla sobre su tema principal: el amor y la muerte como una forma de fusión con la naturaleza.

Se trata de un poema que no tiene estructura externa fija ya que cada verso tiene una cantidad de silabas diferentes variando desde “Se querían.” a “Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.”. Podemos observar una estructura caótica y desordenada.

En cuanto a la estructura interna, podemos dividirlo en cuatro partes:

La primera (primera, segunda y tercera estrofa), donde los dos seres que se mencionan se amaban durante la noche, sintiéndose como en un barco de guerra luchando por encontrarse cuerpo con cuerpo y labios con labios, buscando las caricias mutuas como el gato se roza y se estira: “…y los valles se estiran como lomos arcaicos que se sienten repasados:caricia, seda, mano, luna que llega y toca.”
En la segunda parte (cuarta estrofa) hace una mención especial ala muerte para referirse a que la unión entre ambos era tan fuerte que era así incluso tras la muerte: “Se querían de amor entre la madrugada,… duras como los cuerpos helados por las horas, duras como los besos de diente a diente solo.”

En la tercera parte (quinta, sexta y séptima estrofa) se querían incluso de día, sintiendo el hormigueo desde los pies a los muslos, flotando como en las nubes. Se querían hasta en lo más íntimo de su ser. Tanto en lo bueno como en lo malo desatan su pasión a morosa: “…donde los peces rojos van y vienen sin música.”

Por último, en la cuarta parte (octava estrofa) hace una mezcla entre el dia y la noche que se unen como uno solo junto a la naturaleza: “Día, noche…mar o tierra, … pluma, cristal,…”

“Se querían” se repite por todo el poema, dando a entender el autor lo mucho que se amaban. Cuando dice “giralunas” en el cuarto verso de la segunda estrofa, hace una comparación de los girasoles con el girar de las cabezas de los amantes por la noche que buscan rozar sus labios. Vicente consigue hacer el momento más vivido para el lector a través de la supresión de conjunciones “…caricia, seda, mano, luna que llega y toca…” que se hace patente sobre todo en la ultima estrofa. En ocasiones se producen alteraciones del orden de la frase como: “…como los besos de diente a diente solo…”. Además se resaltan las comparaciones que hacen del poema un poema íntimo “…duras como los cuerpos helados por las horas, duras como los besos de diente a diente solo.” y que lo dota de gran sensibilidad utilizando un vocabulario que te sumerge en su lectura.

También cabe destacar la importancia que tiene para el poeta la acción: recibiendo aquel beso”; “los valles se estiran”; “se sienten repasados”; “cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...”. Como vemos abunda el “se” a lo largo del poema dando la sensación de que ocurre en el instante en el que se va leyendo como algo constante e infinito que nunca acaba. Al fin y al cabo Vicente Aleixandre une el amor y la muerte y la fusiona con la naturaleza, todo en uno.

Para el autor el amor lo abarca y une todo y lo expresa en este poema a través de continuas metáforas de léxico enrevesado propio del surrealismo, tal y como hicieron autores como García Lorca en “Ciudad sin sueño” o Luis Cernuda con “Donde habite el olvido”.

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