domingo, 23 de marzo de 2014

"Ciudad sin sueño" de García Lorca



No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!

Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.


El siguiente poema de García Lorca pertenece a Poeta en Nueva York, el cuál habla sobre el impacto que le produjo esa gran ciudad. Además vivía allí cuando se produjo el Crack del 29.

 

Lorca es un escritor de la generación del 27 y por tanto en sus poemas aparece el surrealismo.

El surrealismo es una corriente literaria que busca mundos oníricos, es decir, que el autor plasma sus deseos, preocupaciones, pasiones y miedos en un mundo imaginario del subconsciente. Es por ello que el poema aparece tan enrevesado, y en principio, difícil de entender.

El poeta nos va describiendo el día a día en Nueva York: El ambiente de la gran ciudad como sueño o pesadilla por la deshumanización.
 
 

En la primera estrofa nos dice que nadie duerme en los rascacielos, que la ciudad por la noche es un continuo vaivén de personas por las calles y que es posible que al doblar una esquina te topes frente a algún peligro que aceche. “…y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.”

En la segunda estrofa, el poeta afirma que no descansan ni los cadáveres, hablando así sobre el tema de la muerte. No duerme nadie. Hay un muerto en el cementerio más lejano que se queja tres años…”


En la tercera contradice a Calderón de la Barca;  la vida, para Lorca, no es sueño sino algo horrible que te hace caer cuando estás a punto de alcanzar esos sueños: No es sueño la vida.”.Y que, para colmo, aquello a alcanzar está rodeado de esos obstáculos que nos hacen caer. En esta estrofa se podría decir que el logro es la nieve y las dalias los obstáculos, pero también la nieve como vida y las dalias como la muerte amenazante. Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.”.
También hace mención al amor que dañara sin descanso a aquellos a quienes le duelen y, nuevamente, a la muerte que nos perseguirá con mas brío si la tenemos siempre en mente por temor: “…y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.”

La cuarta estrofa y la quinta es la visión de futuro que Lorca ve para la gran ciudad. Cree que las personas se darán cuenta de quienes son y que todo ese mundo mecanizado y materialista dejará de serlo: “…veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.”

Ya por último, desde la sexta hasta la última estrofa vuelve a mencionar a la gente que no duerme y avisa que el que se duerma ha de ser despertado. Con esto nos quiere decir que nadie debe sumergirse en los sueños por que de lo contrario la cruel realidad deshumanizada acabará con él: “No duerme nadie. Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes, abrid los escotillones para que vea bajo la luna las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.”

Como hemos podido comprobar se trata de un poema con una estructura poco definida de versos libres, aunque con algunas figuras retóricas que le da visión de unidad. Existe una continua repetición en los dos primeros versos de la primera, segunda y sexta estrofa, más los tres primeros de la última estrofa; encontramos también una metáfora en el primer verso (“No duerme nadie por el cielo.”)y en el segundo de la tercera estrofa; hipérbaton en el verso 4: “…Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan...”; paralelismo de la estructura “ No duerme nadie” y de los dos últimos versos de la tercera estrofa ; personificación “barcos mudos” y “hormigas furiosas”; y exclamaciones retóricas “¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!” entre otros.

Vemos que al igual que la descripción de Lorca sobre una ciudad caótica e ilógica lo es también la estructura del poema por lo que se aprecia una unión entra el tema y su estructura. Además el tono utilizado es serio y muy elaborado, incluso se podría decir que exaltado por ese caos que hemos mencionado.

Hoy en día sigue existiendo ese caos en muchísimas ciudades del mundo, y todas ellas muy parecidas a le descripción que hace el poeta de la Nueva York de su época: todo industrializado, gente que no duerme por la noche bien por el trabajo bien por que están de parranda, personas sin personalidad propia, peligros en cada esquina,…

Pero Lorca cree en un futuro mejor a pesar de todo lo que vio y vivió. Esto me hace recordar a un comentario anterior sobre un poema de Blas Otero: Fidelidad. En él, el poeta afirmaba que a pesar de lo crudo de la guerra civil, creía en un futuro bueno para España. Hoy estamos en ese futuro: todo industrializado y mecanizado, con un ritmo de vida estresante en las ciudades, con un desorden social provocado por los “cocodrilos políticos” y “una economía que se queja ocho años porque tiene una profunda crisis”.

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