jueves, 27 de marzo de 2014

Blas de Otero: Hombre




Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.
Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas! 


Este poema pertenece a la obra Ángel fieramente humano de Blas de Otero. En Blas de Otero el existencialismo aparece como respuesta a la crisis espiritual durante la cual pierde la fe. Por lo tanto el tema del poema, como podemos comprobar, es la duda existencial de Dios ante la pasividad de este por sus plegarias.

Podemos ver en su estructura interna tres divisiones: la primera es la indiferencia de Dios ante la llamada del poeta (primer cuarteto); la segunda (segundo cuarteto, primer terceto) representa el momento en el que le habla directamente a Dios diciéndole que le escuche y que no le ignore: “… Estoy hablando solo./ Alzo la mano, y tú me la cercenas…”; la tercera parte (segundo terceto) habla sobre el horror que es ser humano, tanto de las atrocidades que puede llegar a cometer como de las ataduras y la imposibilidad de ser un hombre libre: “¡Ángel con grandes alas de cadenas!”. Como vemos se trata de una estructura inductiva en la que la idea se expone al final del poema.

La estructura externa del poema está compuesta por dos cuartetos y dos tercetos, endecasílabos, de rima consonante y de arte mayor. Por lo tanto su estructura métrica es ABBA, ABBA, CDC, DCD. Estamos ante un soneto.

Podemos encontrar algunas figuras retóricas como: personificación de la muerte con un cuerpo (primer verso) y el vacío (cuarto verso); Encabalgamiento en prácticamente todos los versos de las dos primeras estrofas; Antitesis “retumbar-silencio”, “ahogar-voz”, “sombras-verte” y “ser-no ser”; hipérbaton en el verso 3 y 4 en el que se altera el orden de la frase y metáforas destacables en el último terceto: “Esto es ser hombre: horror a manos llenas…¡Ángel con grandes alas de cadenas!”.

En este poema Blas Otero busca creer en algo, intenta creer en Dios quien le ignora deliberadamente. Otero necesita saber que existe algo tras la muerte que la vida tiene algún sentido, con la cuál ante la posibilidad de la inexistencia de Dios sufre una crisis existencial que plasma en sus obras. Se aprecia el desconsuelo de no tener ninguna señal de Dios al que tanto necesita en ese momento.

Existen otros autores que hablan sobre temas relacionados con la fe y la duda existencialista como Antonio Machado en su poema “Es una tarde cenicienta y mustia…”


miércoles, 26 de marzo de 2014

Vicente Aleixandre : Se querían



Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

Vicente Aleixandre, autor de este poema, pertenece a al Generación del 27. Y como todos los de esta generación intenta dar explicación de la realidad sin describirla directamente, es lo que hemos hablado en poemas anteriores sobre el surrealismo donde cobra más importancia el subconsciente frente a la razón.

La obra a la que pertenece el poema se titula La destrucción o el amor. Ya el propio título habla sobre su tema principal: el amor y la muerte como una forma de fusión con la naturaleza.

Se trata de un poema que no tiene estructura externa fija ya que cada verso tiene una cantidad de silabas diferentes variando desde “Se querían.” a “Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.”. Podemos observar una estructura caótica y desordenada.

En cuanto a la estructura interna, podemos dividirlo en cuatro partes:

La primera (primera, segunda y tercera estrofa), donde los dos seres que se mencionan se amaban durante la noche, sintiéndose como en un barco de guerra luchando por encontrarse cuerpo con cuerpo y labios con labios, buscando las caricias mutuas como el gato se roza y se estira: “…y los valles se estiran como lomos arcaicos que se sienten repasados:caricia, seda, mano, luna que llega y toca.”
En la segunda parte (cuarta estrofa) hace una mención especial ala muerte para referirse a que la unión entre ambos era tan fuerte que era así incluso tras la muerte: “Se querían de amor entre la madrugada,… duras como los cuerpos helados por las horas, duras como los besos de diente a diente solo.”

En la tercera parte (quinta, sexta y séptima estrofa) se querían incluso de día, sintiendo el hormigueo desde los pies a los muslos, flotando como en las nubes. Se querían hasta en lo más íntimo de su ser. Tanto en lo bueno como en lo malo desatan su pasión a morosa: “…donde los peces rojos van y vienen sin música.”

Por último, en la cuarta parte (octava estrofa) hace una mezcla entre el dia y la noche que se unen como uno solo junto a la naturaleza: “Día, noche…mar o tierra, … pluma, cristal,…”

“Se querían” se repite por todo el poema, dando a entender el autor lo mucho que se amaban. Cuando dice “giralunas” en el cuarto verso de la segunda estrofa, hace una comparación de los girasoles con el girar de las cabezas de los amantes por la noche que buscan rozar sus labios. Vicente consigue hacer el momento más vivido para el lector a través de la supresión de conjunciones “…caricia, seda, mano, luna que llega y toca…” que se hace patente sobre todo en la ultima estrofa. En ocasiones se producen alteraciones del orden de la frase como: “…como los besos de diente a diente solo…”. Además se resaltan las comparaciones que hacen del poema un poema íntimo “…duras como los cuerpos helados por las horas, duras como los besos de diente a diente solo.” y que lo dota de gran sensibilidad utilizando un vocabulario que te sumerge en su lectura.

También cabe destacar la importancia que tiene para el poeta la acción: recibiendo aquel beso”; “los valles se estiran”; “se sienten repasados”; “cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...”. Como vemos abunda el “se” a lo largo del poema dando la sensación de que ocurre en el instante en el que se va leyendo como algo constante e infinito que nunca acaba. Al fin y al cabo Vicente Aleixandre une el amor y la muerte y la fusiona con la naturaleza, todo en uno.

Para el autor el amor lo abarca y une todo y lo expresa en este poema a través de continuas metáforas de léxico enrevesado propio del surrealismo, tal y como hicieron autores como García Lorca en “Ciudad sin sueño” o Luis Cernuda con “Donde habite el olvido”.

Miguel Hernandez: Como el toro...



Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como  el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle como un fruto

Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como al toro a tu amor se lo disputo

Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro

Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro

 Miguel Hernández es un  poeta español perteneciente a la generación del 27. Hay que destacar como símbolo el toro el cual toma por la tradición en su entorno y por la fiesta nacional (la fiesta Turina).

En el contexto amoroso, el símbolo del toro se puede interpretar de dos formas: una como el toro bravo, en libertad, con fuerza, simboliza la virilidad y los instintos naturales masculinos; y otra como el toro de la plaza, con valor trágico, al que se le adhiere el sentimiento del amor. Esta segunda opción es la que aparece en el tema de nuestro poema: El amor como sentimiento doloroso.

El poema está formado por 4 estrofas, dos cuartetos y dos tercetos de versos endecasílabos, rima consonante y de arte mayor. Su esquema métrico es ABBA, ABBA, CDC, CDC.

Nos encontramos frente a un soneto que se divide en tres partes: en la primera (primera estrofa) el poeta se siente como un toro al que se le ha marcado el destino que es morir y mencionando su virilidad como hombre “Como el toro he nacido para el luto
y el dolor…”; en la segunda parte (segunda y tercera estrofa) todo le sabe a poco y quiere abarcar más, quiere lograr el amor de esa persona y es por ello que ,con su indiferencia, más insiste en conseguirla “como al toro a tu amor se lo disputo/Como el toro me crezco en el castigo…”; en la tercera parte (cuarta estrofa) parece que ésta le esquiva siempre como cuando el torero burla al toro en la plaza “…como el toro burlado…” y el le sigue y persigue allá a sonde va aunque conseguir su amor sea imposible.

Vemos destacar el símil constante y repetitivo durante todo el poema: “Como el toro…”, este aparece sobre todo en el primer verso da ceda estrofa, al final de las estrofas pares y cerrándose en el final de último verso. El polisíndeton hace que el poema tome la atención del lector como tambien lo hace el primer verso que hace  las veces de ultimátum: “Como el toro he nacido para el luto…”.

Como podemos apreciar, el poeta utiliza un tono desesperado y ansioso durante todo el poema.

Miguel intenta conseguir a esa persona pero esta la rechaza y a pesar de ello el insiste aunque sabe que nunca la tendrá.

domingo, 23 de marzo de 2014

"Ciudad sin sueño" de García Lorca



No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!

Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.


El siguiente poema de García Lorca pertenece a Poeta en Nueva York, el cuál habla sobre el impacto que le produjo esa gran ciudad. Además vivía allí cuando se produjo el Crack del 29.

 

Lorca es un escritor de la generación del 27 y por tanto en sus poemas aparece el surrealismo.

El surrealismo es una corriente literaria que busca mundos oníricos, es decir, que el autor plasma sus deseos, preocupaciones, pasiones y miedos en un mundo imaginario del subconsciente. Es por ello que el poema aparece tan enrevesado, y en principio, difícil de entender.

El poeta nos va describiendo el día a día en Nueva York: El ambiente de la gran ciudad como sueño o pesadilla por la deshumanización.
 
 

En la primera estrofa nos dice que nadie duerme en los rascacielos, que la ciudad por la noche es un continuo vaivén de personas por las calles y que es posible que al doblar una esquina te topes frente a algún peligro que aceche. “…y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.”

En la segunda estrofa, el poeta afirma que no descansan ni los cadáveres, hablando así sobre el tema de la muerte. No duerme nadie. Hay un muerto en el cementerio más lejano que se queja tres años…”


En la tercera contradice a Calderón de la Barca;  la vida, para Lorca, no es sueño sino algo horrible que te hace caer cuando estás a punto de alcanzar esos sueños: No es sueño la vida.”.Y que, para colmo, aquello a alcanzar está rodeado de esos obstáculos que nos hacen caer. En esta estrofa se podría decir que el logro es la nieve y las dalias los obstáculos, pero también la nieve como vida y las dalias como la muerte amenazante. Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.”.
También hace mención al amor que dañara sin descanso a aquellos a quienes le duelen y, nuevamente, a la muerte que nos perseguirá con mas brío si la tenemos siempre en mente por temor: “…y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.”

La cuarta estrofa y la quinta es la visión de futuro que Lorca ve para la gran ciudad. Cree que las personas se darán cuenta de quienes son y que todo ese mundo mecanizado y materialista dejará de serlo: “…veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.”

Ya por último, desde la sexta hasta la última estrofa vuelve a mencionar a la gente que no duerme y avisa que el que se duerma ha de ser despertado. Con esto nos quiere decir que nadie debe sumergirse en los sueños por que de lo contrario la cruel realidad deshumanizada acabará con él: “No duerme nadie. Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes, abrid los escotillones para que vea bajo la luna las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.”

Como hemos podido comprobar se trata de un poema con una estructura poco definida de versos libres, aunque con algunas figuras retóricas que le da visión de unidad. Existe una continua repetición en los dos primeros versos de la primera, segunda y sexta estrofa, más los tres primeros de la última estrofa; encontramos también una metáfora en el primer verso (“No duerme nadie por el cielo.”)y en el segundo de la tercera estrofa; hipérbaton en el verso 4: “…Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan...”; paralelismo de la estructura “ No duerme nadie” y de los dos últimos versos de la tercera estrofa ; personificación “barcos mudos” y “hormigas furiosas”; y exclamaciones retóricas “¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!” entre otros.

Vemos que al igual que la descripción de Lorca sobre una ciudad caótica e ilógica lo es también la estructura del poema por lo que se aprecia una unión entra el tema y su estructura. Además el tono utilizado es serio y muy elaborado, incluso se podría decir que exaltado por ese caos que hemos mencionado.

Hoy en día sigue existiendo ese caos en muchísimas ciudades del mundo, y todas ellas muy parecidas a le descripción que hace el poeta de la Nueva York de su época: todo industrializado, gente que no duerme por la noche bien por el trabajo bien por que están de parranda, personas sin personalidad propia, peligros en cada esquina,…

Pero Lorca cree en un futuro mejor a pesar de todo lo que vio y vivió. Esto me hace recordar a un comentario anterior sobre un poema de Blas Otero: Fidelidad. En él, el poeta afirmaba que a pesar de lo crudo de la guerra civil, creía en un futuro bueno para España. Hoy estamos en ese futuro: todo industrializado y mecanizado, con un ritmo de vida estresante en las ciudades, con un desorden social provocado por los “cocodrilos políticos” y “una economía que se queja ocho años porque tiene una profunda crisis”.